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Como Crear un Entorno Adecuado

Para aficionar a un niño a la lectura, es importante que toda la familia participe en este objetivo. Muchos estudios coinciden en que cuando los padres leen a sus hijos desde pequeños están sentando las bases para que los niños sean futuros aficionados a la lectura.

Los padres y otros miembros de la familia deben participar en la lectura. A continuación presentamos algunos consejos sencillos que los padres podrían poner en práctica para crear un entorno ideal para que sus hijos lean en casa.

Tener materiales de lectura disponibles

Para crear un ambiente propicio para la lectura se debe de empezar por tener a mano material suficiente de lectura, tales como: diarios, revistas, libros y catálogos. No importa si los libros son propios o prestados, nuevos o usados. Cuando tengas el material, presta atención a los intereses de los integrantes de la familia y asegúrate que los libros responden a esos intereses. Es importante que no pienses en lo que a ti te gustaría que leyeran sino más bien en lo que piensas que a ellos les gustará leer. Los libros se deberían integrar y formar parte natural de tu hogar y de tu vida cotidiana. Para tenerlos a mano y bien organizados, es recomendable tener una biblioteca o mueble en el que poder colocar todos los libros. En lugar de centrarse en el número de libros que se tienen, dale más importancia a cuáles son los intereses de cada uno de los miembros de la familia. Una pequeña colección de libros cuyos títulos han sido cuidadosamente elegidos es mucho mejor que una gran colección de libros y títulos que seguramente no se leerán. Trata de que en tu biblioteca no falte ni un diccionario ni un atlas.

Tienes que predicar con el ejemplo

La mayoría de los niños quieren ser como sus padres, esto es un hecho. Empezando por esa máxima, los niños imitarán las acciones de sus padres. Si lees con frecuencia y tus hijos te ven hacerlo, es muy probable que tus hijos quieran imitarte. Si los niños ven que los padres visitan las bibliotecas, dan y reciben libros como regalos, que intercambian libros con sus amigos, van a interpretar que sus padres tienen una muy buena consideración por la lectura y querrán seguir tu ejemplo. Muchos de los hábitos que los niños tendrán en su vida empiezan a formarse durante los primeros años, por lo que es importante que los padres aportemos un buen ejemplo como lectores.

Lee en voz alta a tus hijos

Dedicar unos pocos minutos cada día a leer a tus hijos en voz alta alentará una actitud positiva de tus hijos con la lectura. Los niños que leen en el hogar aprenden con mayor facilidad a leer, tienen un vocabulario más amplio, y son más propensos a desarrollar un amor por la lectura que aquellos a los que no les han leído historias.

Fomenta que tus hijos tengan su biblioteca personal

A los niños que les gusta leer, les gusta tener sus libros en un lugar especial. Esto es un buen hábito ya que se les ayuda a valorar y expresar su afecto y respeto por los libros. Si tu hijo no es aficionado a la lectura, anímale a que tenga también sus libros en un lugar especial de su habitación, para que se acostumbre a verlos. Es muy probable que tu hijo elija guardar sus libros en su habitación, ya que es un lugar propio. Si no cuenta con una librería, intenta proveerle con una. En caso contrario, sugiérele que coloque los libros en alguna caja o canasta que puede decorar según su gusto personal. Si tu hijo acude a una biblioteca infantil, es probable que tenga y lea libros que no son suyos. Si este es el caso, incúlcale que debe tener el mismo respeto y cuidado por los libros que no son suyos como por los que sí lo son. Además, regálale libros de todo tipo y ten en cuenta su edad y sus intereses.

Limita la televisión, los ordenadores, y juegos de video

La televisión, los ordenadores y los videojuegos no son malos en sí, pero le quitan al niño un valioso tiempo que podría estar utilizando para jugar o para leer. Es importante controlar el tiempo que tus hijos están viendo la televisión, navegando por internet o con los videojuegos. Trata de no utilizar la televisión y los ordenadores como recompensa para que un niño lea (ni tampoco se los niegues como parte de un castigo por no haber leído).

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